En adelante se comentarán algunos de los aspectos que han incidido notoriamente en la expansión demográfica registrada en tres de las localidades del distrito, esto es Laguna de Lobos, Salvador María y Antonio Carboni, durante los últimos veinte años. En el caso de Laguna de Lobos -que contiene los asentamientos de Villa Logüercio y Bahía de Los Lobos- su desarrollo está asociado a la laguna que da su nombre. Este gran espejo de agua es el principal atractivo turístico de la zona, puesto que allí se practica la pesca deportiva, realizándose además, numerosas actividades náuticas. Puede decirse entonces, que este perfil definidamente turístico ha contribuido a que algunos pobladores de Lobos y otros provenientes del Conurbano bonaerense decidieran convertir sus viviendas de veraneo o de fin de semana en residencias permanentes.
Distinto es el caso de la localidad de Salvador María, que ha incrementado su nivel de conectividad con la ciudad cabecera, a partir de la pavimentación de su principal vía de acceso (década del '80). Otro de los factores que ha motorizado su desarrollo poblacional se relaciona con el crecimiento y la difusión de la práctica del polo como actividad deportiva y de la cría de caballos, tareas que requieren mano de obra altamente calificada. Asimismo, conviene destacar que actualmente, un grupo de jóvenes apicultores trabaja en el delineamiento de un nuevo perfil productivo de la localidad, a través del desarrollo de emprendimientos rurales dedicados a la elaboración y fraccionamiento de la miel.
Carboni es otra de las localidades que registra un importante crecimiento de sus efectivos demográficos, proceso que ocurre fundamentalmente, durante el período 1980/1991 (+62.64%). Esta evolución posiblemente se relacione con la apertura de la Escuela de Enseñanza Agropecuaria N° 1 y la expansión de los servicios prestados por la Cooperativa Eléctrica de Carboni, (aumento de las prestaciones y de la cantidad de usuarios a escala local y zonal).
Por otra parte, es importante señalar que otros pueblitos y parajes que articulan la geografía distrital, a saber: Zapiola, Paraje Las Chacras, Estación Arévalo y Paraje La Porteña muestran en términos demográficos y ocupacionales una tendencia decreciente o de escasa significación. Este proceso regresivo se ha visto potenciado por la desactivación de los servicios ferroviarios de pasajeros y de carga (Las Chacras) y la ausencia de pavimentación en las vías circulatorias, dificultando la fluidez en la comunicación de los parajes o estaciones con la ciudad y las demás localidades del distrito. Es de destacar que, a pesar del progresivo estancamiento en el que están sumergidos estos parajes, sus escasos pobladores siguen resistiendo, aferrados a sus sentimientos de arraigo, identidad y pertenencia al lugar que los vio nacer.
Para el año 1991 el total de población urbana del distrito - 22.851 (+74,20%) - que hacia 1980 era de 20.041 habitantes, registró un incremento del 14,02%, a diferencia del aumento expresado en los casi veinte puntos porcentuales (período '70/'80), originados en su mayor parte por el trasvasamiento de los pobladores rurales a la ciudad cabecera. En cambio, los efectivos demográficos del área rural evidenciaron un proceso inverso, puesto que crecieron a un ritmo sostenido (+2,92%) durante el período '80-'91. En este caso conviene señalar que, a pesar de que el aumento reflejado en el último período es considerable, no es suficiente para reponer la pérdida demográfica ocurrida en la primera década analizada (-16,48%).
En concordancia con lo que ocurre en muchos de los distritos del interior provincial, los indicadores confirman que la emigración masiva de la población rural y de las localidades menores hacia la ciudad de Lobos, se vio favorecida por las fluctuaciones de la rentabilidad agropecuaria -en especial de las pequeñas y medianas explotaciones-, la proliferación de los servicios urbanos y la tecnificación agropecuaria que incorpora la utilización de maquinaria de última generación, prescindiendo, en algunos casos, de las tareas realizadas manualmente. Conviene aclarar que esta expansión de las actividades urbanas se manifiesta más concretamente durante el decenio '70/'80.
A su vez, el crecimiento de la población que vive en el medio rural (década 1980/1991), podría explicarse probablemente por dos factores: por un lado, el crecimiento vegetativo natural sigue siendo positivo, pues afortunadamente predominan los nacimientos sobre las defunciones; y por otro -tal como se ha señalado- la falta de oportunidades en el mercado laboral urbano que ha movilizado a los pobladores rurales (que en el decenio anterior se habían trasladado a la ciudad) a volver al campo, donde aún sin lograr mantener un empleo estable y permanente, la calidad de vida es relativamente superior; es decir que con menos recursos económico-financieros las posibilidades de subsistencia son mayores.
Ahora bien, de acuerdo a la información obtenida a partir del Censo 2001 (resultados provisorios), se advierte que la población urbana (ciudad de Lobos y la mayor parte de las localidades censales) crece a un ritmo espectacular (17,29%), reforzando el fenómeno ocurrido durante los años '80. Contrariamente, el sector rural marca una notable involución de sus efectivos demográficos, alcanzando proporciones históricas (de 7.937 habitantes en 1991 a 6.221 en el 2001). Este último indicador es de suma importancia, si se considera que durante el período 1970/2001 la pérdida de población rural representa el 32,63%.